Un gran aporte del judaísmo al mundo es el poder percibir el Corazón paternal de Dios y la relación que el desea con nosotros. Eso haría a Israel un pueblo único. Dios le dijo a su pueblo:

Deuteronomio 14:1-2  Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.

Dios aclara: nuestra relación no es lejana, ni de extraños, como ocurre en otros pueblos, es una relación intima y amorosa como la de un padre bueno con su hijo al que ama; y en base a esa relación se establece un código de conducta y de comportamiento, como en cualquier familia el padre estipula un código de proceder y conducta en sus hijos y de esa manera establece la cultura de su familia.

No importa si todos lo hacen, no importa si es socialmente aceptado, no importa siquiera si es legal, lo que importa es lo que nuestro padre diga. Si el dice: esto no se hace, es un no.

El respeto que pagamos a la palabra de nuestro padre, nos vuelve únicos.