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Esperanza

Caí, pequé, fallé son palabras que duelen al pensarlas, y duelen mas al pronunciarlas en una confesión.  Cuando alguien ha tenido que decirlas frente a otro que defraudó, o frente a un amigo que le escucha, se experimenta una sombra de tinieblas densas sobre si mismo. Esas tinieblas mezcladas con su tristeza, le hacen pensar que para el todo se acabó, que no hay boleto de regreso. Pero no es así del todo. Dios le dijo a Israel:

Deuteronomio 30:8-9  Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

Dios le dijo a su pueblo que hay posibilidad de volver a el, de volver a escuchar su voz, de que Dios vuelva a gozarse sobre el, de restaurarse pues.

Eso no seria automático, ni de por si, sería a través del maravilloso recurso del arrepentimiento genuino.

Hay esperanza  entonces de volver a Dios, de servirle otra vez, de funcionar de nuevo en su reino bajo su amor y gracia. Claro hay esperanza, vuelve a casa, vuelve a tu familia, vuelve a tu iglesia, vuelve a Dios, vuelve hoy.

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