Dios estaba llevando al pueblo de Israel a una tierra nueva: Canaan. Pero esa tierra implicaba un nuevo estilo de vida.

Egipto y Canaan no eran iguales por lo tanto la vida ambos lugares era distinta también; a parte de que en Egipto eran esclavos y en Canaan serían libres.

Otro aspecto a considerar es que en Egipto, los hijos de Israel no tenían la ley, ni las vivencias del desierto, ni la relación con Dios que tenían ahora, por lo tanto todo seria diferente. Tendrían que vivir por completo un cambio de paradigma. Dios les dijo:

Deuteronomio 11:10  La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.

Esto es importante porque un error común es que cuando Dios nos lleva a algo nuevo, a veces queremos seguir viviendo como vivíamos en la etapa anterior, haciendo las cosas como las hacíamos antes, y recordando constantemente como era todo antes: tu antigua iglesia, tu antigua ciudad, tu antiguo pastor, tu antiguo ministerio, los tiempos de antes etc. esto es triste porque nunca llegaras a donde Dios quiere llevarte si sigues aferrado a donde Dios quiere sacarte.

Tierra nueva implica un cambio de paradigma.