Levántate, anda
Moisés había estado un tiempo en intimidad con Dios en la cima del monte; escuchando su voz, contemplando su majestad y recibiendo las tablas de la ley. Era de esos tiempos que a veces idealizamos en nuestras canciones de adoración y en nuestros sermones acerca de tener intimidad con Dios.
Quizá hay un sobre énfasis de permanecer en el lugar secreto, de quedarnos a los pies del Señor, de no querer salir de su presencia etc. sin embargo Dios mismo le dijo a Moisés:
Deutoronomio 10:11 Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Dios le estaba haciendo saber a Moisés algo obvio: el propósito que hay para ti y para el pueblo no se llevara a cabo a menos que salgas de Aquí y hagas tu parte en cumplirlo: levántate, anda, marcha, dirige has lo que corresponde para que el pueblo entre y posee la tierra.
Ojalá todos estuviéramos metidos en su presencia como Moisés; sin embargo, algunos están metidos en otras situaciones: temores, complejos, depresiones, vergüenzas, tristezas, enredos, pecados etc. y a menos que salgas de Alli, el propósito de Dios para tu vida y para aquellos que Dios ha puesto bajo tu responsabilidad, no se cumplirá. Por lo tanto; levántate, anda, marcha y has lo que se espera de ti en este tiempo.