Los propósitos de Dios para nosotros y para el mundo se van escribiendo en la historia, en la medida que nosotros decidimos participar con Él en lo que yo llamo Aventuras de FE. 

Nosotros siempre tenemos la opción de aceptar la invitación o rechazarla. Cuando le decimos que si a Dios, esa decisión nos coloca un paso mas cerca del propósito de Dios para nuestra vida; pero cuando le decimos que no, nosotros mismos cerramos la posibilidad de avanzar en la vida, la posibilidad de ser tratados por Dios, la posibilidad de crecer en la fe y la posibilidad de alcanzar el propósito que Dios tiene para nosotros. En pocas palabras, cuando decidimos decirle a Dios que no, nos condenamos a nosotros mismos al estancamiento espiritual. 

Para aceptar participar con Dios en una aventura de fe se necesitan agallas. Porque no es sencillo para nadie simplemente dejarlo todo, o dejar algo; y lanzarse a una aventura de fe. No todos tienen las agallas para decirle que si a Dios, pero quiero que consideres esto: Si decirle que si a Dios con lleva un costo elevado; el costo de decirle que no a Dios, es mucho mas elevado.

El propósito de Dios para nosotros y para el mundo se realiza cuando nos lanzarnos con Dios en una aventura de fe.